El triunfo de las tendencias
A lo largo del tiempo la música ha demostrado ir ligada, no sólo a las personas que la componen, sino a las grandes mentes de la humanidad (y a la gente común), Da Vinci mostró un gran interés por la producción armónica de sonido; sor Juana y muchos poetas barrocos se remontaban a los conocimientos de la antigua Grecia para mostrar a la música como un símil de la armonía de las esferas celestes; Nietzsche un gran admirador de Wagner, compuso algunas obras, por muchos desconocidas en la actualidad pero que en su época no lo fueron tanto; Kerouac, Ginsberg y Burroughs se inspiraron en el bebop, hardbop y free jazz para dar paso al movimiento beat. Pero últimamente ha habido un distanciamiento entre la música y las demás ramas del arte, esto no quiere decir que sea ajena a ellas, pero ya no existe una corriente que las aglutine, no hay un gran canon que rija a cada parte, como en otros tiempos existió el manierismo, el barroco, el neoclasicismo, el romanticismo, el naturalismo o el realismo, que muestren los puntos que deban seguir tanto la plástica, como la literatura y la música. Y no es que el entorno no intervenga en ellas y viceversa, sino que cada una encuentra su manera particular de expresarse, cada una es libre de tomar el camino que más le apetezca. Sin embargo esto ha llevado a que la música popular sea cada vez de menor calidad y que el arte que se encuentra en las galerías y museos, requiera mayores conocimientos y reflexiones para comprenderlo, lo que desemboca (mayormente) en un arte de y para élites; ambos en muchas ocasiones, supeditados a los caprichos del mercado; pero ese es el precio de la libertad, y quizás esta sea la piedra angular que determine la tendencia contemporánea; las corrientes ya no existen, pero las tendencias se han permitido penetrar en los diferentes aspectos de la cultura popular, aún cuando coexistan varias, se renueven lentamente o desaparezcan demasiado rápido; lo que ha permitido el surgimiento artístico de todo lo imaginable, con resultados bastante diversos.
A lo largo del tiempo la música ha demostrado ir ligada, no sólo a las personas que la componen, sino a las grandes mentes de la humanidad (y a la gente común), Da Vinci mostró un gran interés por la producción armónica de sonido; sor Juana y muchos poetas barrocos se remontaban a los conocimientos de la antigua Grecia para mostrar a la música como un símil de la armonía de las esferas celestes; Nietzsche un gran admirador de Wagner, compuso algunas obras, por muchos desconocidas en la actualidad pero que en su época no lo fueron tanto; Kerouac, Ginsberg y Burroughs se inspiraron en el bebop, hardbop y free jazz para dar paso al movimiento beat. Pero últimamente ha habido un distanciamiento entre la música y las demás ramas del arte, esto no quiere decir que sea ajena a ellas, pero ya no existe una corriente que las aglutine, no hay un gran canon que rija a cada parte, como en otros tiempos existió el manierismo, el barroco, el neoclasicismo, el romanticismo, el naturalismo o el realismo, que muestren los puntos que deban seguir tanto la plástica, como la literatura y la música. Y no es que el entorno no intervenga en ellas y viceversa, sino que cada una encuentra su manera particular de expresarse, cada una es libre de tomar el camino que más le apetezca. Sin embargo esto ha llevado a que la música popular sea cada vez de menor calidad y que el arte que se encuentra en las galerías y museos, requiera mayores conocimientos y reflexiones para comprenderlo, lo que desemboca (mayormente) en un arte de y para élites; ambos en muchas ocasiones, supeditados a los caprichos del mercado; pero ese es el precio de la libertad, y quizás esta sea la piedra angular que determine la tendencia contemporánea; las corrientes ya no existen, pero las tendencias se han permitido penetrar en los diferentes aspectos de la cultura popular, aún cuando coexistan varias, se renueven lentamente o desaparezcan demasiado rápido; lo que ha permitido el surgimiento artístico de todo lo imaginable, con resultados bastante diversos.
Ahora lo único que me queda por hacer es preguntar si realmente el arte es libre.
E.
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