Una obra poco interpretada en público debido a las dificultades técnicas que significa para los músicos, pero al mismo tiempo dotada de encanto, arrastre entre el público y espectacularidad, conforma el octavo programa de la Temporada de Primavera que la Orquesta Filarmónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (OFUNAM) ofrecerá este fin de semana en su sede, la sala Nezahualcóyotl del Centro Cultural Universitario.
Se trata de la Sinfonía Turangalila, del compositor francés Olivier Messiaen, que con ésta sumará la quinta ocasión en que es interpretada en México de manera íntegra.
Tal situación obedece a la complejidad que entraña la partitura desde el punto de vista logístico, al requerir de una orquesta numerosa y diversificada, además de lo estrictamente artístico, definido por una alta exigencia técnica, tanto para los atrilistas como para los dos solistas que intervienen a lo largo de ella.
Así lo considera el pianista Duane Cochran, quien será uno de esos dos solistas en el par de conciertos que ofrecerá la agrupación universitaria, la cual será dirigida por el huésped Carlos Miguel Prieto. El otro solista, en tanto, será Philippe Arrieus, quien accionará el instrumento denominado Ondas Martenot.
''Es una obra que, en términos generales, se toca poco por lo enorme de su naturaleza. Consta de 10 movimientos y su duración rebasa los 80 minutos, además se requieren muchos músicos extra en la orquesta", explica Cochran en entrevista.
Esta será la segunda vez que el pianista y también coreógrafo interprete esta partitura en su carrera. La anterior fue en 2005, con la Orquesta Sinfónica Nacional.
De aquella ocasión a la fecha, comenta, ha logrado interiorizarla y madurarla cabalmente, comprender a profundidad la inmensa energía que Messiaen virtió en ella al escribirla como un himno al amor, a la felicidad.
''Son emociones y sentimientos excesivos para él (el autor). Se basó en la leyenda de Tristán e Isolda, en la que es tanto el amor que forzosamente se culmina en la muerte", indica.
Cochran explica que el título de la obra, Turangalila, proviene de la unión de dos palabras en sánscrito: turanga, término que se refiere al tiempo, el movimiento y, de manera especial, al ritmo, que es el elemento preponderante en la partitura. Mientras que la raíz lila se traduce como acto, acción o juego.
''Messiaen invirtió en esta obra todos sus antecedentes, y aunque la escribió después de estar en un campo de concentración, el aspecto religioso que ese hecho propició en sus obras posteriores no puede advertirse en Turangalila", puntualiza.
''Está llena de elementos místicos. Asimismo, se puede advertir la enorme influencia que tuvo en él el canto de los pájaros. Fue un gran ornitólogo y en casi todas sus obras ese es un elemento constante. Fue una de sus obsesiones."
Entre los elementos que el intérprete destaca de esta creación del compositor francés se encuentra el hecho de que, aunque lleva el título de sinfonía, sus características son más propias de un concierto de piano, al ocupar este instrumento 70 por ciento del protagonismo.
De igual manera, subraya el empleo que Messiaen hace de las percusiones en una época en la cual eran poco utilizadas, lo que la hace una obra de gran vigencia, así como de las Ondas Martenot, instrumento monofónico inventado en la década de los 20 del siglo pasado por el francés Maurice Martenot y que consiste en un teclado, un altavoz y un generador de baja frecuencia.
La Sinfonía Turangalila, de Olivier Messiaen, sonará con la OFUNAM este sábado 9 y el domingo 10, a las 20 y 12 horas, respectivamente, en la Sala de Conciertos Nezahualcóyotl, ubicada en Insurgentes Sur 3000.
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